la imagen del mar en algunos sistemas simbólicos y en el miedo que inspiraba. Para ciertas
culturas africanas, el mar, por su extensión, su profundidad, su carácter insondable y, en
ocasiones, su violencia “natural”, recordaba la ira divina o las ferocidades diabólicas. Se tenía la
creencia en algunas culturas de que el demonio se escondía en el fondo del mar, se imaginaba
que monstruos inicuos vivían en las entrañas del océano (Tempère, 2011, p. 2). La valoración negativa, temible, del mar, concebido como lugar de la muerte y de los muertos, en algunas comunidades africanas, intensificaría la aprensión y el desasosiego de quienes emprendían, cautivos, el viaje. Los valores psicológicos que estas comunidades proyectaban en el mar fueron numerosos. El mar fue la última morada de gran número de esclavos… El mar se mostraba así como una fuente de peligro y de muerte, como un sudario”
“Los temores de los esclavos frente a los blancos, antes y durante la travesía, como la
creencia de que se iba a hacer aceite con ellos, a arrancarles los ojos, a chuparles la sangre o
a comérselos vivos, fueron frecuentes y motivaron también el suicidio (Barcia, 2007, p. 363-
364; Robb, 2007, p. 19-20). En Cartagena de Indias, Pedro Claver relata el testimonio de José
Monzolo (1657), quien explicaba que los africanos creían que las banderas de los navíos, cuando
eran rojas, estaban pintadas con la sangre de los negros…”